
Este 30 de abril, Ricardo Alberto Antequera, en calidad de director de la Especialización en Propiedad Intelectual de la Universidad Monteávila y de presidente de Profranquicias, moderó el conversatorio Del calentamiento global a la Inteligencia Artificial: La innovación como driver de la humanidad, que tuvo doble función: cerrar el Mes de la Propiedad Intelectual y actuar como un espacio para entender el impacto de la Pl en distintas áreas del conocimiento, con José Ángel Balza, experto en robótica, emprendimiento e innovación educativa y director y cofundador de Kurios Education, y Carlos Aguiló, emprendedor tecnológico y fundador del Grupo Rebbit (de servicios de consultoría de transformación digital).
A lo largo del encuentro, ambos expertos de primer nivel resaltaron la importancia que tiene actualizar los procesos tecnológicos y educativos de las empresas para adaptarse al uso de la IA generativa y, sobre todo, apostar por la adaptabilidad más que por la resiliencia, para alcanzar lo que Carlos Aguiló describe como “antifragilidad” que, aunque tiene que ver con la resiliencia, se diferencia en que lo resiliente vuelve a su posición original luego de pasar por un periodo retador, mientras lo “antifrágil” se mantiene consistente ante la tensión pero no vuelve a su posición original, porque hubo un proceso de aprendizaje y adaptabilidad al entorno que cambia la posición original.
Para ambos, si no se da un periodo de adaptación y aprendizaje dentro de los espacios académicos y laborales, aunque la IA y la tecnología avancen a pasos agigantados, habrá países y empresas que no podrán aprovechar las ventajas que estas innovaciones traen consigo. “La verdad es que ahora las personas vivimos muchas revoluciones a lo largo de nuestras vidas”, dijo Aguiló, por lo que ante un ritmo de cambio tan acelerado como el actual es vital “, para desarrollar la capacidad de tomar muchas variables y poder ponerlas en perspectiva para tomar decisiones.”transformarse adaptativamente en función de lo que viene
Todo esto hay que contrastarlo con el crecimiento de la IA, que “apenas está entrando en un periodo de razonamiento completo que, en cinco años, será imparable”, apuntó José Ángel Balza, quien recordó que, como ahora, aunque haya herramientas que ayuden a las personas a hacer más eficientes sus procesos innovativos, siempre se necesitará de la intervención humana, por lo que “se va a valorar mucho más a un trabajador humano que tenga capacidad de razonar y tomar en cuenta múltiples variables para aplicarlas en su día a día”.
Usar la innovación como driver de la humanidad está muy relacionado también, según los dos especialistas, con democratizar el acceso a la creatividad, que es algo que la IA generativa ha ayudado a hacer. Para ambos también es importante recordar que, aunque la IA ha ayudado a democratizar el acceso a los procesos innovativos / creativos, no debe perderse de vista el hecho de que, para que el uso de las nuevas herramientas sea eficiente y pueda usarse como palanca para el desarrollo socioeconómico, también debe apostarse por el desarrollo de la inteligencia emocional (cualidad solo humana), fundamental para la educación y alcanzar el punto en el que todas las personas dentro de entidades laborales, educativas o gubernamentales estén en equilibrio entre ellas y herramientas como la IA, sobre todo para la consecución de planes en conjunto.
Para desarrollar esta habilidad, dijeron, las universidades y otras instituciones educativas deben adaptar sus currículos y métodos de enseñanza, particularmente porque las dinámicas sociales y tecnológicas están cambiando a una velocidad superior a la que la academia puede cambiar. Crecer, adaptarse y hacerse “antifrágil” en todas las entidades educativas, laborales y gubernamentales solo ocurre a través del establecimiento de alianzas público-privadas y la revisión del rol de la Universidad, el Gobierno y la Industria, “más allá de nuestra particular realidad en Venezuela, podemos pensar que la transición y transitar la ruta de la adaptación de la manera más inteligente posible, o más humana humana posible, solo es posible con la educación en inteligencia emocional y el reskilling y el upskilling del personal”, apuntó Aguiló.
Entender el impacto de la Pl (y la IA generativa) en las diversas áreas del conocimiento y empresariales implica pasar por una serie de procesos formativos con los que el liderazgo de las compañías debe comprometerse. Balza especifica que, para ello, es importante, que existan más empresas que estén dedicadas a la formación y la estructuración de los nuevos cambios y nuevas metodologías / información que surjan, para que sus colaboradores puedan asimilarlos “de forma sencilla y aplicarlos efectivamente en su entorno laboral.”