El comercio de productos farmacéuticos falsificados: organización y cooperación puntos clave para mitigar amenazas provenientes
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El crecimiento global de los mercados ilegales de medicamentos sigue siendo un dolor de cabeza global y se viene caracterizando por su cada vez más fácil adquisición y elevados márgenes de beneficio para todos quienes hacen vida en esta red de comercio ilícito. Por ello, los gobiernos y las industrias farmacéuticas organizadas han tenido que enfrentar esta amenaza para abordar problemas colectivos como la salud y la seguridad pública, por lo que son conocidos los esfuerzos conjuntos para establecer acciones y estrategias que apunten a combatir esta compleja problemática.
La desaparición de las fronteras nacionales y el establecimiento de un mundo interconectado han abierto nuevas oportunidades para que las redes delictivas amplíen el alcance y la magnitud de su comercio ilícito de mercancías ilegales. Aunque todos los países están envueltos en esta problemática, los países en desarrollo son más vulnerables, por debilidades estructurales, la limitada capacidad de compra de los consumidores, la falta de suficientes controles por los organismos de seguridad, lo que propicia canales de distribución informales más “robustos”.
Recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) publicaron (ver actualizado al 24/3/2020), una serie de estudios donde analizaron la problemática y el impacto que conlleva el comercio de productos farmacéuticos falsificados durante el periodo 2014 a 2016.
Llama la atención las cifras obtenidas, ya que se pudo observar que solamente en el año 2016 el comercio internacional de medicamentos falsificados alcanzó los 4.4 billones de dólares americanos, y que en ese periodo de estudio más del 96% de todas las incautaciones de productos farmacéuticos falsificados por parte de la aduana fueron entregas por correo postal o correo express, estando considerablemente por encima de la media de otros productos regulares.
Debido a este significativo y creciente problema de comercio ilegal, los gobiernos y la industria farmacéutica se han visto en la necesidad de aumentar sus esfuerzos para proteger a los consumidores de estos medicamentos fraudulentos, ya que a raíz del bajo costo de adquisición, la desinformación, el uso de zonas libre de comercio y al crecimiento masivo del comercio electrónico, ha traído como consecuencia la masificación de prácticas tan ilegales como deshonestas, que tiene repercusiones en muchos ámbitos, en especial la salud de las personas.
Como parte de un problema colectivo muchos son los esfuerzos e iniciativas como medidas legislativas, campañas de concienciación y numerosas iniciativas basadas en los programas de lucha contra la delincuencia gestionados por la Interpol y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ya en 2013 la OMS había puesto en marcha el Sistema Mundial de Vigilancia y Monitoreo de productos médicos de calidad «subestándar» y falsificados (ver actualizado al 31/01/2018), precisamente para notificar y publicar datos de forma estructurada y sistemática para detectar los puntos débiles y vulnerables y así trabajar en el desarrollo de políticas y establecimiento de normas adecuadas, coherentes y basadas en pruebas. Como resultado de ello, en el año 2017 se publicaron 20 alertas mundiales de fármacos falsificados y se ha prestado apoyo técnico en más de 100 casos.
Por su parte, Estados Unidos también alerta a sus consumidores contra el comercio electrónico ilícito en el informe emitido en el año 2019 por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) de conformidad con el Memorando sobre la Lucha contra el tráfico de mercancías falsificadas, (ver actualizado al 03/04/2019), en el cual hicieron énfasis en los daños potenciales que se generan al comprar medicamentos falsificados en farmacias online, ya que no están sujetos a las medidas de inspección de la U.S. Food and Drugs Administration, sino que son manufacturados en laboratorios de compañías provenientes en un 95% de China, Singapur e India y que no han pasado ningún control de calidad.
Asimismo, en Venezuela el 08 de agosto de 2019, el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (INHRR) emitió una alerta sanitaria (ver actualizado al 08/08/2019) en la cual advirtió a los consumidores sobre el uso de cremas dentales falsificadas y comercializadas en empaques identificados con la marca Colgate®, y recomendó a los establecimientos comerciales, importadores y distribuidores abstenerse de distribuir y comercializar estos productos que contienen contaminación microbiológica y ausencia de fluoruro, ya que su uso y consumo constituye un riesgo para la salud de la población.
A todos los países se les presentan retos similares para minimizar el impacto que tiene el comercio de estos productos falsificados, aparte de los esfuerzos y recursos cuantiosos en investigación y desarrollo que realiza la industria farmacéutica a diario para combatir las amenazas asociadas a sus derechos de propiedad intelectual, que pueden incluir desde litigios por infracción marcaria hasta investigaciones criminales.
Las pérdidas de vida humana, y los problemas que en general causan al sistema de salud esta clase de bienes, aunado a los costos sociales como resultado del aumento de la delincuencia organizada y pérdidas de puestos de trabajo, son razones que justifican todos los esfuerzos, públicos y privados que puedan implementarse contra este flagelo.
Es un hecho que la falsificación de productos farmacéuticos y productos de aseo personal es una industria que forma parte del crimen organizado, ocupando cada día más espacios en el comercio internacional, lo que se agrava en momentos de una pandemia sanitaria mundial, logrando una mayor penetración en el mercado y haciendo que cada vez sea más difícil detectarla. Si bien se están generando respuestas y estrategias para controlar los riesgos, las estadísticas son reveladoras, obligando a todos los actores relevantes a incrementar la cooperación para obtener resultados posibles y minimizar los efectos de esta problemática.
Fuente:
OECD/EUIPO (2020), Trade in Counterfeit Pharmaceutical Products, Illicit Trade, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/a7c7e054-en