Al Día Mundial del Libro 2020, la pantalla todavía no supera al papel (pero el Covid19 sí)
Por Manuel A. Rodríguez
Por proclama de la Conferencia General de la UNESCO en el año 1995, se celebra cada 23 de abril el Día Mundial del Libro, con la finalidad de promover la lectura y proteger a los titulares de Derecho de Autor. Aunque esta fecha se escogió para honrar y recordar a los escritores William Shakespeare, Miguel de Cervantes e Inca Garcilaso de la Vega, hay muchos paises que celebran la existencia de los libros en otras fechas: Reino Unido (cada primer jueves de marzo), Paraguay (25 de junio), Uruguay (26 de mayo) y en Venezuela, a través de la Feria Internacional del Libro (noviembre).
En nuestra normativa “… se entiende por libro, toda publicación unitaria impresa, no periódica, que se edite de una sola vez o a intervalos, en uno o varios volúmenes o fascículos.”, lo que hace equipararla a las ediciones electrónicas, implicando al menos a los: autores, editores, distribuidores, libreros, impresores, traductores, diseñadores, agentes literarios, promotores, entre otros.
Por ello, los libros, aun siendo inertes en lo material, son luego de los perros, los mejores amigos del hombre. Su compañía es casi existencial con nosotros, pues muy posiblemente antes de la escolaridad, ya teníamos contacto con ellos. Se afirma que siempre hay un libro para cada quien, algo así como la identificación de uno o varios géneros literarios con los que solemos identificarnos, no importando nuestra formación académica. Siempre existirá al menos un libro para recordar, o vale la expresión para algunos, nuestro libro de cabecera. Siendo así, esta festividad tiene realmente carácter global, inclusivo y no discriminatorio, realidad que al menos, hasta la fecha, no ha producido una brecha entre lo analógico y digital.
Hace una década, con la incipiente comercialización del libro electrónico, se vaticinó la desaparición a corto o mediano plazo de las hojas de papel, augurando un crecimiento vertiginoso y exponencial del formato electrónico. No sucedió así. Aún cuando hay notables diferencias en los mercados, fijadas en aspectos culturales, económicos y demográficos, vemos como en Estados Unidos, “...Las ventas de libros impresos han crecido un 4,6% en 2018. Según informa la Association of American Publishers (AAP), los ingresos de las editoriales alcanzaron los 7.49 mil millones de dólares en 2018. Las ventas de libro impreso en 2018 fueron impulsadas por la no ficción de adultos, especialmente por las ventas de libros sobre política, así como las ventas de libros infantiles”. En Australia, revelaron datos de Nielsen BookScan para el 2018: “…Se estima que las ventas de libros digitales representan alrededor del 15-20% del mercado. Al igual que en otros mercados en inglés, las ventas de ebooks parecen haberse estancado en los últimos años, al menos dentro de las publicaciones comerciales tradicionales”.
En China, según Xinhua Bookstore Group, el mayor distribuidor estatal de libros: “Sobre el mercado digital (ebooks y audiolibros), el mercado de libros chino en 2018 ha demostrado la coexistencia de libros impresos, libros digitales, audiolibros, libros de realidad aumentada/realidad virtual, y libros enriquecidos”. En España y parte de América Latina, igualmente para el 2018: “… han experimentado nuevamente un crecimiento por encima del 50% en las ventas de sus ebooks. Así como en 2017 las ventas crecieron un 52% en 2017 respecto a 2016, en 2018 alcanzaron un 57% de crecimiento en comparación con 2017. Así como en el mundo del libro físico se está experimentado un incremento en ingresos”.
Y como el Covid19 ha impactado todo de manera directa y hasta dramática, la Directora de Libranda, Arantza Larruri, destaca que muchos “…lectores están descubriendo una nueva forma de consumir el libro. Por otro lado, se está produciendo un enorme impacto en la industria, y muchas editoriales pequeñas que todavía no habían dado el paso quieren empezar a digitalizar su catálogo, así como muchas librerías o cadenas (sobre todo en Latinoamérica) que se han dado cuenta del mercado que se abre en este nuevo panorama en tiempos de confinamiento” .
No podemos vaticinar el desarrolo de la industria ligada al libro, pero si resaltar y recordar que en los libros vive y perdura una parte vital de la cultura de cualquier sociedad, reservorio de su evolución y proa de su destino. Motivo suficiente para festejar este día.